Teología
URI permanente para esta colección
Examinar
Examinando Teología por Autor "Farfán Córdova, Edinson"
Mostrando 1 - 5 de 5
Resultados por página
Opciones de ordenación
Ítem La Búsqueda de la interioridad del hombre según el pensamiento de San Agustín(Universidad Católica de Trujillo Benedcito XVI, 2018) Castillo Huamán, Edwin Oliberto; Farfán Córdova, EdinsonLa enseñanza que nos dejó nuestro Padre San Agustín sobre el tema de la búsqueda de la interioridad del hombre, se muestra en el desarrollo de sus distintos escritos, por ejemplo en el libro de Las Confesiones, el tratado sobre La Trinidad, etc. En nuestros tiempos encontramos una problemática social en la cual el hombre se ve arrastrado hacia el exterior en diferentes factores, ya que vivimos en un mundo globalizado y las noticias que nos llegan de toda la tierra hacen que el ser humano viva una especie de agitación de los problemas económicos, sociales y políticos que reclaman nuestra atención. Es por esta razón que la dimensión interior de la vida espiritual de la persona constituye una cuestión importante para nuestro tiempo; Por lo que es de buena tarea el saber sobre el presente tema a analizar y ofrecer a los cristianos el significado pleno de la vida interior. En este sentido, quiero presentar de manera ordenada y sintética la investigación presente sobre la “La búsqueda de la interioridad del hombre según el pensamiento de San Agustín”. San Agustín nos presenta un desarrollo sistemático acerca del tema de la interioridad, ya que descubre en sí mismo (relatos sobre su vida en las confesiones) que el hombre necesita de la “introspección” para analizar y reflexionar sobre sus actos. Esto lo hace con base Platónica brindándonos a nosotros una sencilla comprensión de la Antropología agustiniana en la tarea de buscar la interioridad. Es por esta razón que tomaremos como modelo para dicho trabajo a San Agustín, ya que sus escritos “antiguos” es de pura “actualidad” en nuestros tiempos de hoy. La reflexión a entrar en sí mismo conduce a Agustín a mostrar las ganas que tiene el ser humano a buscar en su interior la paz, la verdad y la tranquilidad de espíritu; ya que recomienda “entrar en sí mismos” para encontrar nuestra interioridad ya que “en la interioridad, el ser humano, juzga, busca, decide su propio destino”. Es por esta razón que caemos en la cuenta que toda decisión de la persona es un acto de la interioridad, ya que el ser humano piensa (en su interior) antes de hacer cualquier cosa: o buena o mala. Y es por ese motivo que para construir o reconstruir su vida, el ser humano tiene que volver a su “interior”.Centremos ahora nuestro pensar en las palabras de Jesús que decía: “Lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre. Porque de dentro, del corazón (interioridad ) de los hombres, salen las intenciones malas: fornicaciones, robos, asesinatos, adulterios, avaricias, maldades, fraude, libertinaje, envidia, injuria, insolencia, insensatez. Todas estas perversidades salen de dentro y contaminan al hombre” (Mc 7,18- 23). Entonces no es posible ser verdaderamente cristiano sin aceptar plenamente que tenemos una interioridad, ni acusando al cuerpo (externo) de lo que, en realidad, es el pecado del corazón (interno) . El verdadero problema del equilibrio humano no se sitúa en el cuerpo, al que resulta demasiado fácil acusar, sino en el corazón del hombre, en su propia interioridad que lastimosamente es olvidada por el mismo. Todos los seres humanos tenemos conciencia de tener dificultades para aceptarnos a nosotros mismos en la dualidad de nuestro cuerpo (exterior) y nuestra alma (interior) . O bien acusamos de ello a Dios, reprochándole haber creado al hombre con un alma o de haberlo creado con un cuerpo. ¡Por qué no ha creado al hombre como puro espíritu o simple animal! Y esa es la cuestión que pretendo desarrollar a lo largo de este trabajo. Demostrar el sentido de la interioridad en la vida del hombre explicando estos puntos a la luz del pensamiento de San Agustín. El objetivo a alcanzar es “Promover la búsqueda de la interioridad personal del hombre, a través de la vida y testimonio de San Agustín para el hombre de nuestra sociedad actual”. Explico: Promover la búsqueda de la interioridad personal del hombre; ya que la persona moderna, invadido por toda la globalización, lastimosamente se olvida de la interioridad y para muchas veces en el ajetreo de lo externo. A través de la vida y testimonio de San Agustín; ya que él nos deja muchos testimonios de su vida misma en la búsqueda de la Interioridad; su vida y sus obras nos ayudarán a nosotros a comprender mejor el valor de la Interioridad. Para el hombre de nuestra sociedad actual, ya que a nosotros nos va a tocar trabajar con dichas personas, que olvidan su interioridad y muchas veces no escuchan la voz de Dios quien habla en lo más profundo de la conciencia y esto produce un cierto alejamiento del hombre moderno frente a la relación con Dios. Este trabajo está dividido en tres capítulos, partiendo desde el cimiento mismo sobre el tema de la “interioridad”, en el capítulo primero se desarrolla el tema de “Las fuentes de la antropología agustiniana” en donde veremos la vida y obras de san Agustín.En el capítulo segundo titulado “La búsqueda de la interioridad del hombre”, analizaremos con más profundidad el tema de la “interioridad” teniendo como referencia los temas sobre la búsqueda de Dios por san Agustín, una explicación de la interioridad y su sentido autentico, también analizaremos el hombre creado a imagen y semejanza de Dios y como es que Dios habla al corazón del hombre por medio de una vida en interioridad. En el capítulo tercero centramos la temática en la problemática del hombre actual; lastimosamente por olvidarse de la interioridad, el ser humano comete muchas faltas sobre si mismo, sobre los demás y sobre la creación que Dios le ha dado y lugar de convertirse en un co-administrador de los bienes concedidos por Dios, se convierte en un destructor. Analizaremos aquí los enfoques que hace el hombre moderno sobre su interioridad personal.Ítem El discipulado en la historia del Cristianismo hasta el documento de aparecida(Universidad Católica de Trujillo Benedicto XVI, 2018) Núñez Delgado, Abraham; Farfán Córdova, EdinsonLa vocación cristiana tiene su inicio y su cimiento en el amor originario de Dios. Él es quien llama al hombre de modo coloquial y amical, un llamado y una respuesta que admiten libertad. Este trabajo está hecho mediante una metodología explicativa, descriptiva, y vivencial. Los fundamentos brotan desde la Sagrada Escritura, la Tradición y el Magisterio de la Iglesia. Este tema, es importante porque el discipulado es una decisión esencial de la voluntad, que envuelve fidelidad, permanencia y compromiso. También porque hay una falta de perseverancia en el proceso formativo cristiano y en las responsabilidades que se aceptan como cristianos. Muchos jóvenes de hoy en día que tienen un “vacío espiritual” o los medios utilizados para el encuentro con Dios no están siendo eficaces. Esto tiene muchas causas, por ejemplo, el mal uso de los medios de comunicación social, la secularización, la ignorancia, etc. Yo quiero enfatizar en la carencia del encuentro con Cristo vivo. Es un “derecho” fundamental, como personas que somos, tener un encuentro con Cristo Resucitado, porque nosotros nacimos para encontrarnos con otros, porque hemos sido creados para el encuentro. No solo quedarse con el encuentro, sino avanzar en este proceso de formación de los discípulos misioneros que nos propone el documento de Aparecida; hacia la conversión, el discipulado, la comunión eclesial y la misión. El objetivo general es: tratar de que estas orientaciones, sobre el discipulado en la historia del cristianismo hasta el documento de Aparecida, nos despierte la curiosidad y un sincero interés de lanzarnos al episodio del discipulado misionero. Para originar, promover, facilitar, madurar y compartir la experiencia de encuentro personal con Jesucristo. Los objetivos específicos son: tratar de comprender que nuestra fe surge de un encuentro personal con Jesucristo. Reflexionar sobre lo que nos dice: San Marcos 3, 14. “los llamó para que estuvieran con Él y para enviarlos”. Y finalmente, tener presente este proceso: que el encuentro con Jesús vivo me conduce a la conversión, al discipulado, a la comunión y a la misión. Esta investigación, consta de tres capítulos, a saber: Capítulo I: El discipulado en los Evangelios sinópticos y en San Juan. Está subdividido en seis partes: etimología y diferencias entre discípulo y apóstol; diferencias entre los discípulos de Juan Bautista, los discípulos de los doctores judíos y los discípulos de Jesús; el discipulado en los evangelios sinópticos; el discipulado en el evangelio de San Juan; el discipulado en los Hechos de los Apóstoles; y el discipulado en las Cartas de San Pablo. Es necesario concebir un recorrido de la vocación en los Evangelios y el perfil que requiere el discípulo que es llamado por Jesús y la peculiaridad de esa llamada, ya que sólo desde el encuentro personal con Jesucristo surge la naturaleza del discipulado y el alimento para llevarlo a cabo la misión a la cual está llamado. También, hay que distinguir entre discípulo y apóstol; ser discípulo implica ser seguidor, es el que aprende, el que se sitúa voluntariamente bajo la dirección y aprende una doctrina del maestro; en cambio el apóstol, es el enviado por Alguien, tiene una misión determinada. El discípulo necesita un guía, un pedagogo, un maestro, para formarse integralmente; porque su anhelo es la perfección. Jesús se dispone a instruir. Empieza a corregir al discípulo, su educación es expresión de amor a la que ha de confirmar con la escucha atenta y con todo su corazón. Pero su debilidad le hace pecar y le aparta del Maestro. Es en donde florece la misericordia de Dios, que siempre nos está buscando, Él es quien toma la iniciativa para que se reconcilie y regrese. La reciprocidad de Cristo no permanece en la dimensión pedagógica de Maestro-discípulo, sino que se propaga hasta el trato amical; en esto se va a diferenciar el discipulado de Jesús, en relación con el discipulado de Juan Bautista y el discipulado de los doctores de la ley; porque los discípulos de Jesús irradian un nuevo estilo de vivir la fe; porque son expositores de la novedad y la novedad radica en una nueva forma de concebir a Dios y relacionarse con Él, porque ellos se han unido no a una doctrina, sino a una Persona, Cristo Jesús. Capítulo II: El discipulado en la tradición patrística. Se presenta, el pensamiento sobre el discipulado en algunos padres de la Iglesia, específicamente en: Orígenes, San Juan Crisóstomo, San Jerónimo, San Agustín de Hipona, San Benito de Nursia y los concilios: Trento y Vaticano II. Los padres de la Iglesia, por medio de sus enseñanzas, de sus escritos, por su antigüedad, por su santidad y doctrina; son maestros de la fe. Tienen una viva conciencia Católica, un profundo sentido del misterio divino, y su consentimiento unánime establece una regla indudable para comentar la Sagrada Escritura. Capítulo III: El discipulado a la luz del documento de Aparecida. Esta subdividido en diez partes: datos generales del documento de Aparecida; ¿Qué es el discipulado en el documento de Aparecida?; la alegría de ser discípulo misionero; la vocación y la espiritualidad de los discípulos misioneros; los discípulos misioneros al encuentro de Cristo vivo; lugares que propician el encuentro con Cristo; el proceso formativo de los discípulos misioneros; la formación de los laicos para vivir un auténtico discipulado y cómo ser discípulos de Jesús hoy (aplicación pastoral). Esta V Conferencia del Episcopado de América Latina y el Caribe, se realizó del 13 al 31 de mayo en el año 2007 en la ciudad de Aparecida (Brasil). Fue convocada y presidida por el Papa Benedicto XVI. Tiene como lema: Discípulos y misioneros de Jesucristo para que nuestros pueblos en Él tengan Vida. “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” (Jn 14, 6). Los pastores de la Iglesia Católica, quieren darnos un nuevo lanzamiento a la evangelización, para que nuestros pueblos continúen floreciendo y madurando en la fe, en este mundo marcado por profundas transformaciones y avances tecnológicos. El hilo conductor es la figura del discípulo, pone énfasis en la persona creyente y su contexto socio-histórico. Retomó la metodología de ver, juzgar y actuar. Hay una clara diferencia con las anteriores Conferencias Episcopales Latinoamericanas que la precedieron: Rio de Janeiro (1955), Medellín (1968), Puebla (1979) y Santo Domingo (1992). Se busca con este trabajo despertar en el lector una gran curiosidad y un sincero interés de lanzarse a la aventura del discipulado, haciéndose así parte en la misión evangelizadora que nos plantea el documento de Aparecida. Este trabajo tiene una característica sencilla que irradiará al lector conocer un poco más, para comprometerse más en el seguimiento y en el anuncio de la Buena Nueva.Todos los bautizados están llamados, primero, a ser discípulos de Jesucristo, a tener un encuentro personal con la persona de Cristo vivo; y segundo a ser misioneros de Jesucristo, sólo así se logrará salir al encuentro de los demás miembros de la Iglesia, llevándolos también a ellos al encuentro con Jesucristo. A la urgencia del encuentro y del anuncio, es propicio recordar las palabras del Apóstol Pablo a los Romanos: pero ¿Cómo invocarán a aquel en quien no han creído? ¿Cómo creerán en aquel a quien no han oído? ¿Cómo oirán sin que se les predique? y ¿Cómo predicarán si no son enviados? Como dice la Escritura: ¡cuán hermosas los pies de los que anuncian el bien! (Rm 10, 14-15) a partir de estas palabras del Apóstol, dejó vislumbrar la necesidad urgente de la misión y el compromiso que debe tener el discípulo, que es el tema de fondo de este trabajo.Ítem Eucaristía fuente de gracia para la salud de los cristianos(Universidad Católica de Trujillo Benedicto XVI, 2018) Panduro Macahuachi, Salomon; Farfán Córdova, EdinsonLa Eucaristía, sacramento por excelencia desarrolla una función esencial en la vida y el crecimiento de fe del cristiano y de toda la comunidad. Ella nutre continuamente, con el alimento de vida y comunión, a quienes son llamados a dar testimonio de Cristo y de su buena noticia al mundo. Ella proporciona la fuerza, vitalidad y la salud necesaria a aquéllos que se encuentran enfermos y débiles, especialmente a los pobres que son los preferidos de Dios (Mt 5,3); y la alegría a quienes están tristes y sufrientes a causa de las dolencias de las enfermedades que aquejan. Anima a los que son tentados de encerrarse en ellos mismos, y no abrirse hacia los demás, hacia la comunidad, en vistas a asumir un compromiso apostólico con la Iglesia. En Ella vemos expresada el intenso amor divino, obteniendo el cristiano la transformación de su propia vida, una vida llena de gracia, amor y perdón; es decir una vida fecunda en Cristo Jesús. Posee una excelencia única, ya que recibimos en Ella al autor de la gracia. En ella Cristo se manifiesta de modo más directo y real. Por ello para el desarrollo del presente trabajo cuyo título es: “Eucaristía, fuente de Gracia para la Salud de los Cristianos”, se ha visto conveniente agrupar la temática en tres capítulos. En el capítulo primero abordamos la definición conceptual y la significancia de la Eucaristía, con la finalidad de tener una mayor profundización de su valor salvífico para la vida de los cristianos, analizada desde las Sagradas Escrituras, el estudio de la Teología Dogmática, la Tradición y el Magisterio. En el capítulo segundo cuyo título es “Fuente de Gracia y Vínculo de Caridad”, resaltamos además de la importancia del sacramento, su valor y significado como la fuente de gracia para la salud de los cristianos, especialmente de los que están enfermos y viven tribulaciones, tanto corporal como espiritual. Siendo además el objetivo principal de nuestra investigación, para ayudar de esta manera a vivir con más plenitud este misterio central de nuestra fe. Sin dejar de lado una de sus características principales del Sacramento, que por naturaleza es vínculo de amor, amor ofrecido gratuitamente como don de Dios, a través de su Hijo Jesucristo, amor que celebramos con fe y que necesariamente debe hacerse vida y compromiso con los demás. “Así amó Dios al mundo. Le dio al Hijo Único, para que quien cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna” (Jn 3,16). Precisaremos también el significado de Enfermedad y de Salud, como elementos esenciales y constitutivos de la vida de fe de los cristianos, y cómo ambas acepciones repercuten hoy en la vida cristiana. Ya que Cristo mismo se convierte en nuestra salud para hacer frente a toda enfermedad, ya que es el médico del cuerpo y del alma. Y que sólo en Él encontramos la salud necesaria para seguir caminando hacia el Reino de Dios. La Eucaristía, es la fuente de donde mana toda gracia sacramental, necesaria para nuestro auxilio físico y espiritual, especialmente en aquellas circunstancias desfavorables de nuestra salud física y espiritual. Finalmente en el capítulo tercero, desarrollamos una reflexión teológica, pastoral y espiritual de la Eucaristía como el alimento de vida, enraizada en la vida misma del cristiano, que vive, celebra y se alimenta de Ella, y que le ayuda a ir creciendo, madurando, renovando continuamente su fe e identidad. Enfatizando en la importancia de la comida en la vida y en la práctica de Jesús como su forma privilegiada de hablarnos del Reino de Dios, descubriendo el valor de cada uno de los símbolos que en ella se destacan (comer, fiesta o banquete, pan de vida, vino, mesa familiar), es por ello que la Eucaristía es el alimento de los cristianos. Acentuando en la persona de Cristo como hombre Sano, Saludable y Sanador. Así como también en la figura de María, Madre de Cristo y Madre nuestra, como modelo y mujer eucarística, que se adhirió plenamente al sacrificio de su hijo, poniéndose en las manos de Dios y confiando plenamente en su voluntad salvífica. Pues nosotros anhelamos esa salvación alimentándonos justamente con la comida de vida eterna.Ítem Eucaristía, Fuente y Culmen de toda vida cristiana(Universidad Católica de Trujillo Benedicto XVI, 2020) Jimenez Salirrosas, John Leener; Farfán Córdova, EdinsonEn el transcurso de estos años de formación intelectual y espiritual en el “Seminario Mayor San Carlos y San Marcelo”, fue difícil decidir la temática de este trabajo. Luego de una larga y metódica investigación de temas posibles, fue gracias a la participación diaria en la celebración Eucarística y en la observación del modo en que los fieles viven la Eucaristía, el motivo por el cual me decidí emprender este tema: “Eucaristía, fuente y culmen de toda vida cristiana”. El presente trabajo, tiene el propósito de mostrar a todos los bautizados que la Eucaristía es y ha sido siempre la cumbre de nuestra vida, ya que así fue vivida desde los inicios en la Iglesia primitiva, y posteriormente en los siglos siguientes; y que en nuestra actualidad se ha ido debilitando y minimizando su celebración y compromiso que exige. Se espera que estas páginas, motiven y sirvan de ayuda a todos los cristianos a volver a las fuentes para encontrar el significado profundo de la institución de la Eucaristía. El objetivo general es analizar las diferentes etapas que tuvo que pasar el sacramento de la Eucaristía, desde su institución, su fundamentación histórica, Patrística y del Magisterio, con el propósito de situar a este sacramento en el centro de nuestra vida, y de esta manera, sirva como referencia teológica para sustentar nuestra tradición cristiana de celebrar y vivir la Eucaristía como una cena que convoca y ofrece vida para todos los que acogen su llamado. Para lograr este objetivo, se ha utilizado la visión teológica propuesta por el Padre José de Baciocchi en su libro “La Eucaristía”. El desarrollo de esta tesina está organizado en tres capítulos: En el primer capítulo se sitúa las fuentes y referencias de la celebración eucarística; a la vez que se profundiza, por medio de los Evangelios, los Hechos de los Apóstoles y de la carta de San Pablo a los Corintios, en una mirada retrospectiva a la conmemoración de la pasión del Señor que fue verdadero sacrificio y que se actualiza en cada celebración, en forma de banquete o decomida, por ello se detalla el modo en que se vivía la centralidad de la Cena del Señor en la vida de la Iglesia primitiva, perpetuando el mandato de Jesús (Lc 22,19-20) en esa praxis de los primeros cristianos, entorno a compartir el pan y el vino como alimentos sagrados. En el segundo capítulo se aborda la centralidad de la Eucaristía en la vivencia vista desde la Tradición Patrística. Son los Santos Padres de la Iglesia los que nos relatan y viven de un modo ininterrumpido ese mandato del Señor “haced esto en memoria mía”. La vivencia Eucarística en la Iglesia Patrística estaba bien consolidada y vivida, hasta el extremo de dar la vida por Cristo. Se vio también en este capítulo algunas controversias de siglo IX que surgieron en torno a la presencia real de Cristo en las especies consagradas y cómo la Iglesia respondió doctrinalmente por medio del Magisterio a esas desviaciones doctrinales principalmente el Concilio de Trento y posteriormente el Concilio Vaticano II. En el último capítulo se presenta la unidad de la Eucaristía y la Eclesiología, en esa relación indispensable entre ellas, se muestra las dificultades y los nuevos retos, los cuales reducen la vivencia de los hombres en esa comunión eucarística y eclesial. Se analiza también la relación con el futuro, ya que este sacramento prefigura la comunión Escatológica que se tendrá con Dios en la Patria Celestial. Se estudia además la figura de María como mujer Eucarística, resaltando las particularidades de María como modelo del discípulo y madre de la Iglesia. Y como último punto de estudio, se realiza una perspectiva pastoral con algunos enfoques conclusivos que puedan ser aplicados en nuestra tarea misionera para recuperar la centralidad de la Eucaristía, y sirva como guía práctica en la vida de todo cristiano que desee consolidar sus conocimientos sobre este sacramento, ya que en muchos casos se desconoce o se conoce muy poco.Ítem Matrimonio católico hoy Una aplicación pastoral para las familias a la luz de “Amoris Laetitia”(Universidad Católica de Trujillo Benedicto XVI, 2020) Cabezas Pinchi, David Alonso; Farfán Córdova, EdinsonEl matrimonio católico está perdiendo poco a poco su sentido original que es, ser un sacramento de la Iglesia instituido por Cristo para la santificación de los esposos. Las jóvenes parejas al no conocer la importancia y los fines del matrimonio prefieren convivir antes que casarse. Los matrimonios católicos y también los que no lo son, cuando sufren alguna crisis terminan por separarse a poco tiempo de haberse casado, debido a la falta de madurez y también la carencia de no haber llevado una guía matrimonial y familiar, que les hubiera permitido tomar las cosas con más serenidad y responsabilidad. El matrimonio tiene un panorama amplio pero mi mirada va en dirección del matrimonio como sacramento en la Iglesia. Esto hace que me pregunte ¿la Iglesia va en busca de estos matrimonios y familias como si fuera la oveja perdida? ¿Se preocupa por ellas? ¿De qué manera? La respuesta a estas preguntas se pueden resumir en estas palabras: «La alegría del amor que se vive en las familias es también el júbilo de la Iglesia» estas palabras son tomadas de la exhortación apostólica “Amoris Laetitia” del santo padre Francisco y nos muestra el verdadero rostro de la Iglesia para con los matrimonios y familias en la actualidad. La exhortación apostólica “Amores Leticia” ha recogido los aportes de los dos resientes sínodos sobre la familia agregando otras consideraciones que puedan orientar la reflexión, el diálogo o la praxis pastoral, también ofrecen aliento, estímulo y ayuda a las familias en su entrega y en sus dificultades1. Sus aportes serán tomados para esta tesina sobre todo para darnos luces en la práctica pastoral.El tema concluyente consta de tres capítulos: su objetivo es buscar en el matrimonio católico las diversas formas de aplicación pastoral y así dar luces para la felicidad y la comunión de las familias. En el primer capítulo definiré el matrimonio católico entendido desde el Antiguo Testamento recorriendo por la creación de la primera pareja y la idea divina del matrimonio, conoceremos lo que significaba el matrimonio para los patriarcas y el pueblo escogido. En el Nuevo Testamento veremos la indivisibilidad, unidad y finalidad del matrimonio por ultimo daremos la noción del matrimonio sacramental y todo lo que conlleva esta definición: los testigos, los ministros, la materia y la forma. Al final incluiremos la definición del matrimonio que da el catecismo de la Iglesia católica. El segundo capítulo tocará al matrimonio desde la teología empezando por la patrología, veremos la doctrina de los padres más importantes de los cuatro primeros siglos en el cual sobre sale San Agustín. En este capítulo seguiremos de cerca la doctrina de los teólogos en especial de Santo Tomas de Aquino y de San Alfonso María de Ligorio, terminando en el magisterio de la Iglesia, el cual suma el concilio Vaticano II, la doctrina de los tres últimos Papas acerca del matrimonio y de la V Conferencia General de Episcopado Latinoamericano y del Caribe en Aparecida. Para terminar en el tercer capítulo trataremos de sintetizar y comprender las diversas pastorales que tiene la Iglesia (la pastoral pre matrimonial, pastoral matrimonial, pastoral postmatrimonial, la pastoral familiar y la pastoral de los divorciados) para poder aplicarlas al matrimonio y a la familia de nuestros tiempos. Teniendo como base la Exhortación Apostólica Amoris Laetitia, la cual es una fuente enriquecedora que va mostrándonos el camino para llegar a una pastoral que busque y encuentra y traiga de regreso a las ovejas perdidas. Concluyendo con una reflexión teológica desde el punto de vista pastoral.